Yo sólo quiero abrazate

No busco nada, no busco encontrarte mañana viviendo conmigo, ni busco tenerte siempre, no espero que seas mi alma gemela, el amor de mi vida, el padre de mis hijos, no. Lo que yo espero es verte mañana con esa sonrisa tan tuya, que me des un beso y me digas 'qué bonita'. Comer contigo, poder apretarte, sentir tu aroma. Yo sólo quiero beber de tus labios, platicarte cómo me fue y escuchar todo lo que me quieras contar. Quiero mirar tus ojos muy de cerca, tus ojos que no son de un buen café. Quiero tomar tu cabello entre mis dedos y deslizarlos hasta tu mejilla, quiero reír las cosas que me dices y correr para alcanzarte. Yo sólo quiero abrazarte.

Ensayo de un día (así se llamó en su momento)

Me enamoré ¿Y qué? Que pierdo mi tiempo en tonteras, sí así como las lees, tonteras; en prestar atención al sonido de su voz, a las ideas en sus palabras, al misterio de su mirada; que me emociono al oír sus pasos, al pensar en su llegada, al escuchar su guitarra; que me duele el estómago al observar su partida, pero ha vuelto, qué felicidad, que tontería de mí. Cuánta tinta gastada en poemas, cuántas ideas plasmadas en su cuaderno, cuántos de mis suspiros dedicados a él. Necesito de él, del aroma de su piel, del néctar sus labios, la oscuridad de su cabello, el calor de su cuerpo, de saber que está bien, del refugio en su pecho, así, sin más me ha parecido amarlo, sé que es amor porque por un beso suyo apuesto mi futuro, corro descalza, como hormigas, voy al fin del mundo, qué locura, qué lejano he llegado. Bésame en el fin del mundo, llévame a la luna y ofréceme una estrella, me quema, el calor de la estrella, me siento en llamas ¿Estoy soñando? ¿Son sus manos eso que me quema? ¿Su lengua acaso? ¿Nada, pero caricias? ¿Una mentira? ¿Auténtico fuego? No voy a gritar, no diré nada, no que lo amo. Que se ha agitado mi respiración, que quiero poseerlo. ¿A dónde se ha ido? ¿Va a volver? Qué días tan abrumadores de no tenerlo, pero esta noche iré a buscarlo.

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No lo he encontrado ¿Y qué? Que quiero ir a esa estrella esta vez para hacerlo sentir el fuego que yo experimenté, los rasguños en que sus caricias se convirtieron, la felicidad, el calor amarillo de una estrella, el calor que quema producido por una mentira, por amor, por pasión, quiero verlo quemarse como yo, ver que sufre, que le duele. Quiero ver la sangre que con sutileza una estrella afilada puede obtener mientras en mi cuello su respiración se va agitando cada vez un poco más, despacio. Quiero mirale a los ojos mientras siento su corazón en mis dedos, quiero presionarlo, fuerte hasta poder beber de él, tomar su piel con mis dientes y alimentarme de él. No me basta ya el sonido de su voz ni las notas de su guitarra. Quiero sentirlo bien adentro de mí, completo, todo y no en un vaivén de pasión. Me bañaré en su sangre y comeré su carne hasta saciarme.

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Cuánto lo he amado, ahora que lo veo aquí yacer frente a mí, con sus ojos cerrados, con tanta paz. Deseo tanto su felicidad, que vengan hadas y ángeles para hacerlo suyo, que su alma este perfecta sin las heridas que su cuerpo tan altivamente presume. Quiero tener mil campanas que se encarguen de su alma maldita. Deseo su felicidad incluso lejos de mí y a pesar de la mía. Esperaré esta noche a que ese ser alado lo reconozca y lo acompañe en este viaje, porque he sido yo quien más lo ha amado y no debo tenerlo ya en mi poder.

Así, como se hace con los muertos.

Recordar y honrar lo bueno,

olvidar lo malo.

Quedarnos con lo agradable,

que eso sea lo que trascienda.

así, hoy puedo llevarte flores.

Sentirme agradecida de ti,

de haber compartido contigo.

Y no odiarte por el daño,

sino guardarte dentro mío

y cerrar tu recuerdo con candado.

Hoy por fin, has muerto.

¿correrías hacia mí?

instante

Cerrar los ojos, acostada sobre mi cama, hundirme en el colchón, girar y al abrir los ojos, tener tu nariz sobre la mía. Todo lo que quiero es tu nariz frente a la mía. Quiero oler lo que respiras, quiero mirar tus ojos tan de cerca que sean lo único que exista. Esos ojos, tan perturbadores. Quiero hacer eterno ese instante en el que no existe nada más. En el que lo único que hay son tus ojos, tus dedos. Háblame con tus dedos, comunícate con mi piel. No me sueltes, mira mis ojos cuando arden de deseo por ti. Mira. Para el tiempo aquí. Que lata fuerte el corazón, no lo escuches. Quiero morir en un suspiro por ti.

Siempre que te apareces se desordena todo,

podrán pasar años sin saber de ti,

pero a tu vuelta cada cosa pierde su lugar.

Siempre has tenido ese Don,

a estas alturas ya ni lo cuestiono.

Ni me intriga, ni me importa,

mejor lo disfruto, porque sé,

que pronto te vuelves a ir lejos,

lejos, más allá de mi imaginación,

más allá de lo que puedo comprender.

Te marcharás pronto, lo sé,

seguirás con la vida que hiciste después de mí.

Y yo con la que reconstruyo cada que te vas.

Pero no habrá quién me impida,

disfrutar de esta magia de la que somos víctimas,

no habrá poder humano que me aleje de tu vuelta,

por más que sepa que te vas a marchar.

No hay manera de que no te disfrute,

antes de volver todo a la normalidad.

Porque aunque se efímera, siempre eres mi felicidad.

Un día...

Un día habrá fotos de nosotros dos,

fotos bajo luz de luna

y fotos con luz de la ciudad,

habrá versos tuyos para mí.

Y versos míos para ti.

Un día la gente nos mirará con envidia,

nos verá pasar y creerán en el amor.

Seremos la imagen de pareja perfecta,

saldremos en revistas y blogs,

Vestiremos ropas elegantes,

y siempre iremos de la mano.

Tendremos fotos en parís,

besándonos bajo la torre,

iremos a madrid

y pasearemos en Turín.

Un día, cuando los sueños nos alcancen.